ARTIST -IN- RESIDENCE
Teresa Tió, Ph.D.
Curadora invitada
El
arte no es cosa de juego, pero puede ser un juego. Parece ser lo mismo, pero no
lo es. Anaida Hernández, Artista Residente de Caribbean University, ha abordado
en múltiples ocasiones el juego como punto de partida para analizar y tomar
posición sobre asuntos que la sociedad relega a un segundo plano porque
resultan incómodas, porque son reveladoras de nuestras apatías, de la realidad
que todos conocemos, criticamos, pero pocas veces nos comprometemos a
transformar.
Anaida Hernández formula a través de su obra, propuestas para la transformación al involucrar al espectador en el proceso de mirar, ver y reconocer-se. Como si se tratara del método socrático, el arte ofrece la opción de descubrir aspectos éticos fundamentales. Confrontarnos con imágenes que son metáforas y símbolos de la justicia, el amor, el temor, la muerte, el miedo, la paz, la violencia, es una manera de hacernos conscientes y partícipes de los conflictos y de su posible solución. Nos dice Anaida Hernández: “…la experiencia cambia al ser humano y la interacción con el entorno cambia la conducta.” Se ha propuesto por tanto, ex – poner sus obras y sus ideas para implicar al espectador, y aplicar en ellas sus ideas. Y esa idea central la buscaremos y la podremos encontrar tras el título Sentidos y engaños.
EN ESE sentido, el arte tiene
el poder de la transformación. No sólo del entorno que interpreta, recrea o
inventa, sino de la posibilidad de que en el espectador ocurra también un
cambio, una metamorfosis. El artista, el creador, tiene los sentidos claros y
prestos para recoger como con un radar los acontecimientos en su entorno,
interpretarlos para construir una nueva realidad. En ese proceso de captar la
realidad, la convierte y transforma para sumar al conocimiento y ampliar las
posibilidades del ser humano de conocer y conocerse. Para que ese diálogo entre
la obra de arte y el público se cumpla, el observador deberá hacer una
‘lectura’ de la obra. La lectura puede ser una experiencia puramente estética,
puede además contener significados
objetivos y narrativos, puede incluso provocar rechazo, pero implica ese
encuentro la participación de todos los elementos para cumplir el ciclo de la comunicación.
UN POCO DE HISTORIA:
A
lo largo de tres décadas, la obra de Anaida Hernández ha sido un continuo
proceso de investigación y de estudio que la artista lleva a cabo como parte
del proceso creador. Como cuestión de hecho, ese ha sido el procedimiento que
ha guiado una parte sustantiva de los planteamientos éticos y estéticos de
Hernández. Tomemos algunas de sus obras que ejemplarizan ese proceso creativo,
junto al cual se privilegia el propósito de que el observador intervenga en la obra.
Esta participación puede darse de forma textual, cuando la intervención es
parte intrínseca de la obra, como sucede en Juegos
ilegales, o
Los juegos que jugamos.

El juego como metáfora de la vida toma la forma de un crucigrama en Los juegos que jugamos. Con el juego de letras formando palabras en un cruci/grama, Hernández construye una instalación xilográfica que se presentó en la XI Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del Caribe, 1995. Con el mismo título comenzó la metáfora. Las palabras y las imágenes se van formando y se transforma el pasatiempo en una referencia sobre la violencia a la mujer. El uso de las letras impresas de tacos de madera, crea un contraste entre extremos. El blanco y el negro de los grabados crean una tensión implícita que reiteran las palabras referentes a la violencia machista.
Con
el tema de la violencia contra la mujer, Anaida Hernández creó, en 1994 uno de
sus instalaciones más celebradas, Hasta
que la muerte nos separe. Este es un conjunto de 100 cuadros de pequeño
formato que forman igual número de nichos dedicados, cada uno, a una mujer que
fue asesinada por su compañero o marido entre 1990 y 1993. La violencia
machista, que es el término empleado para sustituir la expresión violencia ‘doméstica’,
eufemismo que oculta la identidad del victimario, es interpretado con varios
recursos. Los nichos son negros y en su interior Hernández pinta una referencia
a la mujer que ha dejado de ser un número en el ‘score’ del crimen para asumir su
identidad y acusar así el horrendo crimen. El negro domina el conjunto, lo que
crea un ámbito luctuoso, de desolación, de pérdida. La repetición modular es un
recurso que funciona a manera de reiteración del hecho que se narra. Cien
nichos, cien mujeres asesinadas, cien historias para no olvidar, forman el muro
escrito con los nombres de las mujeres y pintados con fragmentos de cuerpos,
con bocas, manos, color rojo de sangre, de pasión. Este
muro es un grito sordo, no un lamento. Es un reclamo que hace la artista al
enfrentarse con uno de los problemas sociales más graves del país, realidad que
ella transforma en espacios de valor estético y expresivo. Esa es una función
que Anaida ha asumido como artista, y que con plena conciencia manifiesta
artísticamente.
PROMETEO
LAB: SOBRE LOS SENTIDOS Y LOS ENGAÑOS
Las obras que la artista
residente Anaida Hernández de Caribbean University presenta en la exposición SENTIDOS Y ENGAÑOS, son el resultado de
otra búsqueda que la artista hace del
comportamiento y la naturaleza humanos. Con el tema JUEGOS, la artista espera,
no sólo la presencia del espectador, sino su participación. El veedor se puede
convertir en actor. No cabe duda que el juego ejerce una atracción muy poderosa
sobre el individuo, es un asunto riesgoso, supone ganancia o pérdida, sufrimiento
o felicidad, no sabremos el resultado a menos que tomemos ese camino, por eso
es atrae.
El proyecto, que la artista
bautizó con el nombre de Prometeo Lab, título metafórico de
la creatividad, la rebelión y la búsqueda del fuego como fuente para el
surgimiento de la civilización, es un taller que Hernández conceptualizó hace
varios años en el que se funden el arte y la ciencia. Ambos mundos, que
contrario a la creencia general de que son polos opuestos, en realidad se han
fundido a lo largo de los siglos, hoy se reconoce en la integración de la
ciencia y el arte. Se pone al servicio del público universitario en particular
y de los interesados en las artes, una visión holística que amplía las
posibilidades del conocimiento y responde a la búsqueda infinita que debe
conformar el espíritu académico en la universidad.
La selección de obras en esta
exposición obedece a un enfoque central, el de la percepción y los sentidos.
Para elaborar este acercamiento, Anaida Hernández recurre al desarrollo de
varias series. La imagen seriada ofrece la opción de abordar los temas en una
secuencia sin límite. De esta manera no es UNA la obra que expresa una idea
sino que, en la sucesiva indagación e investigación sobre los asuntos
planteados, la artista amplía las posibilidades cognoscitivas de su búsqueda.
El arte entonces asume una dimensión que trasciende el hecho creativo para transformarse
en realidad. Se trata de la verdad poética que la imaginación puede alcanzar. Si
el arte es un reflejo del mundo que rodea la realidad de la artista, es también
la realidad, una nueva verdad que nos ofrece la opción de ver y descubrir lo
desconocido. La artista lo expone de esta manera: “Esta exploración
me ha ayudado a entender más mi trabajo artístico y la de otros, a corroborar
lo que siempre había sospechado: el arte es transformador, puede implicar al
que lo mira y cuando recibes entrenamiento de las artes puede influenciar en
las capacidades cognitivas.”
Sabemos que la relación entre
arte y ciencia tiene una larga historia. Actualmente el Bio Arte, el Eco Arte, y el Arte-Clima han ido
surgiendo como respuestas a situaciones críticas en la sociedad moderna. Por
otro lado, en la relación arte y ciencia, el arte puede cumplir una función
como motor para el desarrollo de descubrimientos científicos. Pensemos en
Leonardo da Vinci y sus inventos mecánicos, imaginados y comprobados
teóricamente como el helicóptero, el tanque de guerra o el acqua lung, que siglos
más tarde se hicieron realidad. En Puerto Rico, Julio Rosado del Valle
(1921-2008), es posiblemente quien con mayor intensidad ha indagado sobre estos
aspectos y en cuya obra observamos los hallazgos del mundo no visible al ojo
común, pero sí al del científico. Entendemos que una reproducción de lo que se
mira a través de un microscopio no es arte, se convierte en arte cuando el
artista lo traduce por medio de su sensibilidad y percepción del mundo.
Ese vínculo lo reiteran obras
como la serie Paisajes neuronales en
los que el estudio de las neuronas, sus formas, colores y manera de integrar la
información se traduce en obra de arte. Otro de los aspectos de innovación e
investigación que Hernández lleva a cabo es la búsqueda de medios y técnicas
para la realización de su trabajo. En esta serie Paisajes neuronales, nos interesa mencionar la técnica empleada ya
que ofrece una primicia en su trabajo. Se trata de pinturas hechas en cemento
sobre ‘plycem’.
Actualmente existe una gran variedad de cementos industriales
que ofrecen diversas calidades. En este caso, la artista prepara la superficie
con una capa de cemento previamente mezclado con color con lo cual adquiere
carácter permanente. Sobre esa superficie, y mientras no ha fraguado del todo,
la artista puede hacer incisiones y crear texturas. Sobre la superficie pinta
con diversos pigmentos como el óelo, el acrílico y tintas. El resultado es una
obra resistente, que puede tener una textura granulada, que se puede grabar sobre ella.

En El susurro, surge el sonido sugerido desde un arabesco de formas
orgánicas que se entrelazan en el espacio. Cuatro perfiles de mujer rodean el
‘tondo’ en cuyo centro fluyen las líneas ondulantes de colores calientes. La
armonía del susurro entre las cuatro mujeres pone de manifiesto la
correspondencia que hay entre ellas, la comunicación.
De aprender nuevas formas de
percibir o de sentir trata esta búsqueda de formas, esa búsqueda de sensaciones
subjetivas que Hernández desea objetivar. El sonido, el sabor, el tacto, el
calor, sensaciones que percibimos cada cual de manera diversa. Las pinturas de Hernández que giran en
torno al tema de los sentidos y exponen al espectador al proceso de percepción,
tienen implícito la posibilidad del engaño. En alguna medida, la percepción
depende de las experiencias y de la disposición de cada individuo. A través de
la experiencia sensorial podemos captar la realidad. Pero es preciso también
considerar que los sentidos pueden ocultarla o enmascararla. Es como un
círculo, no podemos precisar dónde comienza y dónde concluye, pero sabemos que
está ahí.

El juego de la seducción como
forma de poder se manifiesta de manera dual en Toma de poder. En esta propuesta, las piernas forman una ruleta
policromática creando en su giro una sensación de movimiento y acción. La
relación entre las piernas, que son emblemáticas de lo femenino y el poder, es
un doble juego. Por un lado, la ruleta formada por piernas es, como juego, una
forma de seducción; pero también las
piernas, como objeto, han sido un signo de atracción empleado y
explotado por los medios publicitarios y el cine por su fuerza expresiva y
seductora. De manera que se funden dos seducciones.
En la cultura y la tradición
religiosa puertorriqueña, el exvoto
pone de manifiesto la religiosidad de nuestro pueblo. Son numerosas las
imágenes que reciben como ofrenda figuritas y pequeños objetos de plata, latón
o algún otro metal, donde expresan su agradecimiento por un favor concedido.
Esta expresión popular pone de manifiesto la certeza y el convencimiento de que
el favor se debe a la intersección de un santo, virgen, o beato. Peticiones, de la serie Manos, es una instalación tridimensional
que pone a disposición del observador la posibilidad de hacer real su petición.
Las cien manos van a recibir el deseo o la petición de aquellos visitantes que
quieran hacerse partícipes del juego del deseo. La multiplicación de las manos,
cada una de las cuales tiene pintado un objeto de la vida cotidiana, como puede
ser un diente, un libro, una flor, unos labios, o una tarjeta de crédito, llama
poderosamente la atención y produce un efecto de muchedumbre en alzada. Los brazos de diversos colores
están colocados en el suelo con
las manos abiertas y se ordenen en forma de espiral, signo que tiene diversos
significados, pero que siempre ha sido un símbolo con significados
trascendentes como la evolución del universo, o formas cósmicas en movimiento,
entre otras. Las peticiones pueden ser, en su ubicación espacial, expresión de
las necesidades y anhelos del ser humano. Pero también esa colocación puede
sugerir un signo de interrogación. Y es que el juego que iniciamos con la
petición puede ser serio. La petición nos hace cómplices de nosotros mismos
para propiciar la realización de esa petición. El arte entonces, continúa su
juego con la vida, que en este caso y de forma directa involucra al espectador.
Sentidos, engaños,
sensaciones, todo parece un juego. Pero no lo es. Es un asunto serio. Tan serio
como la vida misma, que a fin de cuentas, puede que sea un juego.
La autora es Catedrática
(ret.) del Departamento de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades de la
Universidad de Puerto Rico, es curadora y crítica de arte (AICA), y fue
directora ejecutiva del Instituto de Cultura Puertorriqueña (2001-2005).
Imaginar la realidad
Periódico El Nuevo Día
Noticias
25 Agosto 2010
Anaida Hernández inaugura hoy su exposición “Sentidosy engaños”
Observa los rigurosos datos que provee la ciencia con la ambigua subjetividad que ofrece la mirada del arte. Así, artísticamente científica, la artista Anaida Hernández reflexiona en su obra acerca de la multiplicidad de explicaciones que las investigaciones científicas han encontrado para explicar la existencia, la conducta y todo aquello que aborde la existencia humana.
Esas son algunas de las ideas que estarán presentes en la exposición “Sentidos y engaños” que inaugura hoy a las 7:00 p.m. en Caribbean University, Recinto de Bayamón, institución donde Hernández es la artista residente.
La muestra consta de cinco series trabajadas a lo largo de la vida de la artista. Suman un total de 19 piezas entre instalaciones y pinturas que permanecerán expuestas hasta el 25 de octubre en horario de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. Las series se titulan: “Paisajes neuronales”, “Vuelo de las palomas”, “Seducción = Poder”, “El vuelo” y “Fórmula Secreta”.
“La relación del arte y la ciencia es muy antigua. He estudiado cómo se ha manejado esa relación a través de la historia del arte, se juntan y se separan. En el siglo XX es cuando más separadas han estado, pues luego de la revolución industrial, cuando se dividen y se especializan los oficios, hay un quiebre”, describe Hernández acerca de la base de sus indagaciones artísticas en las que recorre por ejemplo el modo en que la neurociencia estudia la forma en que aprende el cerebro.
“Todo ese conocimiento sobre la plasticidad cerebral, sobre el hecho de que el cerebro se va modificando a medida que se enfrenta con el ambiente, con la cultura. Ese conocimiento también lo uso con mis estudiantes”, dice la artista quien regresó al país hace dos años, luego de vivir en Nueva York. Esta muestra integra tres décadas de creación.
“Ver todas las series juntas me ha ayudado a entender mi propia obra”, añade quien ha disfrutado sobre todo el proceso de investigación.
“Siempre hemos sabido que las artes son buenas para la educación, pero ahora tenemos conocimiento científico que lo confirma. El arte activa unas sustancias en el cerebro como la dopamina y ese químico está relacionado con el placer. Se aprende mejor con alegría que con empujones, se motivan, logran enfocarse”, elabora sobre los efectos que ha podido experimentar con sus alumnos.
En esa misma línea, Hernández hace referencia a investigaciones que han revelado que se experimenta a nivel cerebral una sensación similar cuando se vive una experiencia que cuando se imagina.
“Los invito a que se visualicen logrando las metas que desean. Una de las obras son cien manos con símbolos relacionados a lo cotidiano, cada mano es un deseo que existe porque puede pensarse”, finaliza Hernández, quien confía que si de algo es capaz el arte es de imaginar la realidad hasta hacerla posible.